Árboles










Desde que tengo memoria he hecho fotografías, influenciado por mi padre, fotógrafo, quien desde pequeño me animó a experimentar. Pero fue a los 16 años cuando entendí realmente lo que significaba fotografiar. Con su cámara Hasselblad 500C, me enseñó la magia del medio formato: mirar una imagen como si fuera una caja de luz, medir la exposición manualmente y revelar los carretes en casa.
En una salida cerca de mi pueblo, fotografié dos árboles desnudos en invierno. Esa composición me marcó profundamente. Repetí la misma toma a lo largo del tiempo, descubriendo cómo cada instante era único e irrepetible.
Esta serie recoge mi aprendizaje: un mismo motivo que, en su repetición, siempre encontraba formas de sorprenderme. Un día llevé a mis abuelos al lugar, consciente de que el tiempo también los transformaría como al paisaje.